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Diario de navegación

Jordania, Mar Rojo

Paso en aduana

El embajador de Bélgica, que lo alberga desde una pequeña semana en su residencia en Ammán, volvió a entrar al plato país para las vacaciones. Su salida suena el tañido para nosotros, de los últimos días en la capital jordana. Dejamos pues Ammán el Viernes 29 de agosto, 2 días después de mi breve incursión en Francia para el matrimonio de mi más viejo amigo del cual era el testigo.
La carretera que utilizamos para ir más siempre al Sur a Aqaba, nos hace pasar por lugares tan simbólicos para nosotros Cristianos que el Mar Muerto y la fortaleza de Kérak, y también, para el placer de los ojos, sobre lugares como Petra y Wadi Rum.
Sin embargo, nuestra mujer a los vigas comienza ya a acusar el golpe de estos kilómetros a repeticiones, 10.000 kilómetros desde París. Es por otra parte en charanga que pasaremos la barra tanto esperada de los 99.999 kilómetros y de los 00.000 kilómetros. No creemos nuestros ojos, está aquí en Jordania entonces que para mucho no debía cruzar el Bósforo. Valiente Adrienne!... ella que trabaja tan duro, dos veces más que un coche 4 cilindros. Por ello, abrir el casquillo, examinar el motor el grave aire, mover dos tres duritas y hacer mina de ser experto no son más gestos suficientes para aliviar sus sufrimientos.
Después de una corta pausa sobre los bordes del Mar Muerto, donde aprovechamos inocentemente de las alegrías de la ingravidez, Adrienne cae en rada. El motor se niega categóricamente a tomar, en el coche es una estufa, afuera un horno de pan; sudamos como bueyes. Cima de la felicidad, la batería vuelve el alma al cabo de 20 minutos.
"as salâm ' alaîkum, Welcome to Jordania"... nous gritan de los árabes, felices de proporcionar venir a finalmente ayudarnos. Para examinar mejor todos nuestros hechos y gestos, se organizan en círculo en torno nosotros haciendo subir de un único golpe la temperatura de 2 grados suplementarios. Crujimos tanto de los dientes él hacemos calor y que asfixia.
Uno de ellos desea absolutamente hacernos incluir por gestos y un artificial de inglés, que el 2 CV no tiene secreto para él... Nos debemos. ¡El deuch es tan raro en Oriente Medio!
No ofenderlo, pero sobre todo, por curiosidad, le dejamos hacer. ¿Después de todo puede ser tendrá una estocada secreta? ¿Puede ser por eso conseguirá allí donde fallamos?
Lleno de buenas intenciones, se pone a la obra, tripotant Adrienne sin mucho pudor para su gran edad. Deberemos sin embargo poner nos rápidamente un término a sus jugueteos con nuestro coche antes de que el irreparable esté cometido y volverse evidentemente, que nuestros nuevos amigos no conocen nada a la mecánica y aún menos a los 2 CV.
Sólo al cabo de 45mn, no se asisten por este órgano colegiado de curioso acumulados en torno nosotros, quienes vendremos a final de las deficiencias eléctricas de nuestro coche. Llegado a Kérak, somos obnubilados por una única cosa, encontrar a un mecánico sympa en condiciones de ayudarnos y con quien podemos contar. Es justo si de la sede de nuestro coche, prestamos atención a la potente fortaleza cruzada que se elabora allí ante nosotros en proyección de la ciudad.
Más arriba, en el cielo, una estrella vela por nosotros, ya que al pie de las defensas de la ciudad, un mecánico Armenio acepta sin sourci de echarnos una mano. Pone instintivamente la oreja en el motor luego se rectifica designando sin vacilar el carrete culpable de todas nuestras desdichas. Habíamos tomado cuidado de tomar una con nosotros en nuestros recambios. Se nos salva y puede proseguir sin temor nuestra búsqueda de las caras del agua. El mecánico se offusque cuando en el momento de ir queremos que lo pague: "saben yo les gusta Francia" nos dicen en su más bonito franglés "y mi cuñado vive en Marsella." Aceptaré pues nunca hacer pagar un servicio prestado a franceses ""
La amabilidad de este mecánico cristiano, nos conforta de no poder visitar la ciudadela cruzada donde sentaron antes el famoso Renaud de Châtillon luego Saladin.

Llegamos a Aqaba extenués, deshidratados, las fuerzas faltándose. Inevitablemente, sobre la carretera, Adrienne aún nos hizo miserias. No medio de empezarlo diferentemente que al empujarlo... la batería no se encarga ya. Pero, tanto peor, esta vez-ci la prioridad no es más ocuparse ella, puesto que puede aún circular, sino de ir a comprar los billetes para el barco que debe llevarla sobre las orillas de Sinaí a Nuweiba en Egipto.
Sobre el papel, la salida está prevista en 16h30, iremos en los hechos a 21h30, a los numerados de una muchedumbre de peregrinos a los cráneos afeitados y a la tarea negra sobre el frente. Son musulmanes de vuelta del Mecque. Intrigados por esta tarea negra, tomamos lengua con uno ellos en saber más un pequeño poco sobre la cuestión. Nos enteramos de que es un héma perpetuo de a las presiones sucesivas que ejercen sobre el suelo en el momento del rezo. La devoción de un musulmán, nos dice, se reconoce a esta marca de piedad.

Otros lugares, otra gente, otras costumbres, pero siempre los mismos problemas de carro que nos envenenan la vida. Esto al empujar Adrienne como dératés, bajo la mirada divertida de los pasajeros, que lo hacemos volver a entrar en el transbordador. Con el fin de maquillar lo mejor posible nuestro ridículo, nosotros amoditas de la gran sonrisa a todo el mundo, el aire de decir "no hicieron tienen las cosas en mano". Pero en el fondo se nos privó pestons de hacer una entrada que triunfa al volante de nuestro coche.
En el barco, un par de alemán llega a reconfortarnos. Se maravillan al relato de nuestra epopeya y nos proponen tracter Adrienne con su 4x4 a nuestra llegada a Nuweiba, esto que aceptamos sin rechi.
Durante la travesía, voy a fijarme en observación sobre una de las pasarelas del puente superior con el fin de hacer más amplio conocimiento con esta gente extraña que lo rodea. Loïc, por su parte, aprovecha para pinchar un roupillon en la cafetería climatizada de la primera clase.
Allí arriba, el espectáculo vale el rodeo. Me doy cuenta con estupefacción que el barco se rellena a agrietarse. Hay gente por todas partes, de pie, puestos en cuclillas al turco, dormidos o ablandada. No no se deja un espacio de libre al abandono. Los unos duermen vautrés sobre los asientos que contienen el "life-jackets"... el otros se apilan y duermen eso y allí a los pies de los rambardes de protección. Raras son por otra parte las mujeres que tienen el privilegio de poder dormir alargadas sobre un asiento. La mayor parte del tiempo se duermen exactamente a los pies del asiento sobre el cual roncan su Mari. Cosa extraña ningunos sin excepciones no toman el dolor de lanzar sus detritos de huevos y otros corazones de tomates, al cubo de basura o al mar. Les dejan piso descomponerse a sus pies y se duermen arriba. Resultado buenos días los olores de las basuras en descomposición...

Sobre este mismo puente, siempre sorprendido por lo que me rodea, con los palestinos, a camioneros de su estado, me invitan sobre su jergón que comparta el tradicional ritual del té y a asar en su compañía un seco de una marca totalmente egipcia, "Cléopatra"; infum del resto. Nosotros nosotros leones de amistad en torno a este té. Me hablan de su vida respectiva.
Riad, uno de ellos, me dice que es resultante de una familia de 17 niños. Un poco asombrado por la cifra, le pregunto si uno solos mujeres son responsables de tal raza o varios.
"dos solamente" me responde con orgullo.
Al atisbo de sus relatos, su vida me parece fascinante. En 1994, plena guerra de los Balcanes, estaba en Croacia para Dios sabe qué razones... En 1996, el aquí en Asia Central luego en Daguestán. Estúpidamente, no me atreví a pedirle las razones que lo justificaban a emprender tales expediciones también lejos de su puerto de base, Palestina.
Después de algunos minutos de silencio, me declara: "Saben en los rusos, hay gente mala, la mafia." Hechas atención ustedes cuando vayan allí... ""
Le hablo a mi vuelta de los problemas de Adrienne. El accidente en Beirut, el carrete a Kérak y manteniendo un problema de batería. Me resume una amplia sonrisa y me dice "yo sabe yo sabe nosotros les tiene muy vista empujar el coche..." Nos reimos juntos de nuestros contratiempos. Con sus camaradas, se propone poner a Adrienne sobre su semirremolque para repararnos. El transbordador suena la sirena de niebla para indicar nuestra llegada a Nuweiba.


Diario de 21 de agosto al 2 de septiembre de 2003 por Geoffroy


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La gota de oro de la quincena

Otorgada a Geoffroy esta vez-ci.
Petra, cierre del lugar, avanzamos en el negro en dirección de la salida. Repentinamente, Geoffroy se da cuenta de que olvidó sus gafas de sol en el lugar del sacrificio donde habíamos admirado el dormido de sol (véase fotografía del boletín informativo n°1).
Resultado:
"da la vuelta!"
"qué de noche?"
"Ben sí, 1h30 min de escalada (exagero a dolor) no cuanto más, no menos".
Afortunadamente, en camino chocamos a un beduino en el negro que nos indica un acceso más fácil (500 marchas) que obviamente no habíamos pedido prestados....
Dejaremos el lugar a 23h30 con los catalejos, expulsados manu-militari por los guardias del espectáculo sonidos y luces que los toman para defraudadores.



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